La notación en la música occidental

Partitura autógrafa de la primera página del preludio de la Suite para laúd n.º 3 en sol menor, BWV 995 de Johann Sebastian Bach, con notación escrita de su propia mano.

La notación de la música ha sido siempre un elemento delicado y complejo, ya que no sólo debía indicar la altura de los sonidos, sino también los restantes parámetros de la música: duración, tempo, intensidad sonora, carácter, articulación, etc. A lo largo de la historia han ido surgiendo distintos sistemas de notación, viéndose influidos no solo por cuestiones artísticas, sino también por aspectos políticos, sociales y religiosos. En el Renacimiento, cristalizó con los rasgos más o menos definitivos con que lo conocemos hoy, aunque ha ido variando según las necesidades expresivas de los usuarios.

Las distintas formas de notación musical y los soportes empleados han sido muy diversos a lo largo de la historia, y son objeto de estudio por parte de los musicólogos e historiadores de la música en la actualidad. Los diversos sistemas de notación dan testimonio de la realidad artística y cultural del momento, y son una muestra del interés del ser humano por preservar el arte para la posteridad.

Los nombres de las notas

En los escritos de Al-Mamún (786-833) e Ishaq Al-Mausili (f. 850) se utilizó una notación musical basada en las letras del alfabeto árabe:

Correspondencia entre la notación árabe y la europea
Letras árabes ﻡ mīm ﻑ fāʼ ﺹ ṣād ﻝ lām ﺱ sīn ﺩ dāl ﺭ rāʼ
Notas musicales mi fa sol la si do re

Durante este periodo de contribuciones islámicas en la Europa medieval, el monje benedictino friulano Pablo el Diácono (720-800) compuso el himno Ut queant laxis (también llamado Himno a san Juan Bautista). En la sílaba inicial de cada verso, puso el nombre árabe de las notas, aunque utilizando como nota inicial el do, al que rebautizó ut. Las frases de este himno, en latín, son así:

Nota Texto original en latín Traducción

ut - do
re
mi
fa
sol
la
si

Ut queant laxis
resonare fibris
mira gestorum
famuli tuorum
solve polluti
labii reatum
sancte Ioannes.

Para que puedan
exaltar a pleno pulmón
las maravillas
estos siervos tuyos
perdona la falta
de nuestros labios impuros
San Juan.

El copista del manuscrito del gradual Viderunt omnes (copiado en la segunda mitad del siglo XI) trazó una línea horizontal sobre el pergamino que correspondía a una nota particular y orientó los neumas en torno a esa línea, que en el manuscrito correspondía a la nota la. En otros manuscritos, la línea se marcó con la letra correspondiente a la nota que representaba, casi siempre F (fa) o C (do), que evolucionaron posteriormente para dar lugar a las claves empleadas hoy en día.

El monje benedictino italiano Guido de Arezzo (992-1050) ―considerado el padre de la notación musical porque desarrolló una notación dentro de un patrón de cuatro líneas (tetragrama), y no una sola como se hacía anteriormente― elaboró una aproximación a la notación actual, y popularizó los nombres utilizados en el Himno a san Juan Bautista de Pablo el Diácono. Sin embargo, exceptuó la séptima nota, si, que era una nota variable y podía dar lugar al tritono, que en su época era considerado un intervalo diabólico (diábulus in música).

Hacia el siglo XVI, Anselmo de Flandes añadió la nota musical si, derivada de las primeras letras de Sancte Ioannes. En el siglo XVIII, el musicólogo italiano Giovanni Battista Doni sustituyó el nombre de ut por el nombre original de la nota en árabe: dāl. La modificó ligeramente para que se pareciera al inicio de su propio apellido: do (que también se ha hecho provenir de Dóminus o ‘Señor’).

También en este proceso se añadió una quinta línea a las cuatro que se utilizaban para escribir música, llegando a la forma en que hoy lo conocemos, llamada pentagrama.

Tras estas reformas y modificaciones, las notas pasaron a ser las que se conocen actualmente:

Escala de do mayor. Acerca de este sonido Reproducir (El audio comienza al segundo 00:07).

El ejemplo anterior muestra una escala de do mayor. Actualmente la escala musical diatónica (sin alteraciones ni cambios en la tonalidad) está compuesta por siete sonidos. En el caso de la mencionada escala mayor de do, las notas son las siguientes:

Los modos rítmicos

A finales del siglo XII, los compositores de la escuela de Notre Dame desarrollaron, por primera vez desde la Grecia antigua, una notación que indicaba la duración de las notas, que se aplicó a toda la música polifónica hasta bien entrado el siglo XIII, centuria en que fue descrita en un tratado atribuido a Johannes de Garlandia.[37] En lugar de emplear la forma de las notas para indicar su duración relativa, emplearon combinaciones de grupos de notas, llamados ligaduras, para indicar patrones de longa (nota larga) o breve (nota corta). Existían seis patrones básicos, llamados «modos» por Garlandia, que se identificaban por un número.

Los seis modos rítmicos

El Siglo XV

En el siglo XV, se introdujeron algunas modificaciones en la grafía de las notas. Así, en torno a 1425, los copistas empezaron a escribir las notas con cabezas huecas (en ocasiones, a esta notación se le da el nombre de «notación blanca») en lugar de rellenar cada cabeza con tinta («notación negra»). 

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Pentagrama

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Figura 1. Pentagrama.

El pentagrama es el lugar donde se escriben las notas y todos los demás signos musicales en el sistema de notación musical occidental. Está formado por cinco líneas y cuatro espacios o interlíneas, que se enumeran de abajo hacia arriba. Las líneas son horizontales, rectas y equidistantes.

Funcionamiento general

Para escribir música se representan en el pentagrama los signos musicales pertinentes en su altura o función correspondiente dependiendo del efecto deseado. Tales signos pueden ser colocados dentro, por encima o por debajo del pentagrama. Los principales signos representados son las notas musicales, los silencios, la clave, la armadura, el compás, el tempo y el carácter (maestoso, agitato, afectuoso, marcial, etc.).

Las notas musicales se representan mediante figuras que indican la duración del sonido y su ubicación en una línea o un espacio indica una determinada altura. Así pues, la cabeza de nota puede ser colocada en una línea, es decir, con el centro de su cabeza de nota de intersección de una línea; o bien en un espacio, es decir, entre las líneas tocando las líneas superior e inferior. Las líneas y espacios se numeran de abajo hacia arriba, la línea más baja es la primera línea y la línea superior es la quinta línea.

Figura 3. Líneas y espacios del pentagrama.

Cuando la melodía supera el ámbito de once notas que cubre el pentagrama, las notas que quedan fuera se colocan sobre o entre líneas adicionales, que son líneas que se dibujan por encima o por debajo del pentagrama según sea necesario.  No obstante, la altura absoluta de cada línea está determinada por un símbolo de clave colocada al principio del pentagrama. La clave identifica una línea en particular como una nota específica y todas las demás notas se determinan en relación a esa línea. Por ejemplo, la clave de sol indica que en la segunda línea se sitúa la nota sol por encima del do central. Una vez establecidas las alturas por una clave, pueden ser modificadas mediante un cambio de clave o bien mediante signos de alteración en las notas individuales. Un pentagrama sin clave puede ser usado para representar un conjunto de sonidos percusivos; cada línea suele representar un instrumento diferente.

En cierto modo, el pentagrama es análogo a un gráfica matemática de altura musical con respecto al tiempo. Las alturas de las notas están determinadas por su posición vertical en el pentagrama y las notas que hay a la izquierda se tocan antes que las notas a la derecha. No obstante, a diferencia de un gráfico, el número de semitonos representados por un paso vertical de una línea a un espacio adyacente depende de la clave; y el tiempo exacto del comienzo de cada nota no es directamente proporcional a su posición horizontal, sino que la duración exacta es codificada mediante el signo musical de figura musical elegido para cada nota además del tempo. Un signo de compás situado a la derecha de la clave indica la relación entre el recuento de tiempo y las figuras musicales, mientras que las barras de compás agrupan las notas del pentagrama en compases.

Figura 4. Ejemplo de notación musical.

En la figura anterior se incluye una muestra de notación musical habitual. En la armadura de clave no hay alteraciones, así que se trata de la tonalidad de do mayor o lamenor. El 4/4 significa que hay cuatro pulsos por compás. Las notas que contiene son un do redonda y dos blancas si y do. Inmediatamente después hay un cambio de compás a 2/4, con dos pulsos por compás. Las notas que aparecen son un fa' negra, un la corchea y, finalmente, dos semicorcheas fa sostenido y mi bemol.